Alicia Arigós expone en espacios no convencionales del Teatro Auditorium.
Jugar con los materiales, perder el temor a experimentar, no respetar estándares ni elites. Así se presenta Alicia Arigós ante un lienzo. “Todo eso redunda en la libertad de crear, en no tomarnos muy en serio para poder abrazar lo que nos gusta”, sostiene la artista en diálogo con LA CAPITAL mientras recorre la muestra y sonríe frente a sus obras.
Arigós dispuso trabajos de tres series diferentes en una exposición permanente de pinturas que se ubica en espacios no convencionales del Teatro Auditorium.
La exhibición está distribuida en sitios del emblemático edificio como el acceso administrativo y de artistas, ingreso a camarines, salas de producción, antedespacho y dirección.
Allí, las obras comprenden tres períodos creativos distintos, diferenciados por el uso de materiales y los colores; la interacción con otros y otras artistas o disciplinas que varían desde la pintura a la combinación con el grabado. Sin embargo, el punto de conexión entre sí es la impronta lúdica de Arigós, el juego descontracturado, las influencias literarias, la libertad y el amor.
“En mi caso la obra es amor, tiene que expresarlo. La obra es un estado presente del artista que al quedar plasmado perdura en el tiempo. Entonces, ojalá logre transmitir esa expresión que no es ni más ni menos que compartir ese amor”, explica entusiasmada.
En la exhibición, los tres periodos creativos están bien separados principalmente por los colores, tamaños y materiales.
“Como en la vida no tengo respeto por la jerarquía. No hay seres superiores o inferiores”
En la primera serie predominan los rojos y rosas con fondos que realizó otro pintor y Arigós abordó las figuras. “Siempre me gusta mucho trabajar con otros y otras artistas”.
La segunda, más pequeña en dimensiones, tiene una historia del afecto. “Un colega me los regaló para que yo los repintara y quedaron sus texturas mezcladas con las mías. Pero él encontró y me regaló el primer cuadro que yo hice en mi vida, que por cuestiones inexplicables llegó a sus manos. Hace muchos años lo había vendido en Buenos Aires”, relata.
Y la tercera compilación corresponde a su último período de desarrollo. “Salen de la obra pictórica estricta y abordo grabado, recorto figuras combinando materiales como la madera. Es salir del prejuicio que el mejor soporte es el lienzo. Recopilo elementos de la calle, trabajo la madera que encuentro, telas, papeles y costuras para jugar”, comenta dibujando el aire con las manos.
“Soy muy lúdica – continúa la charla-, como en la vida no tengo respeto por la jerarquía. No hay seres superiores o inferiores. Hay momentos que prima más una persona que otra pero todos valemos uno. Con los materiales pasa lo mismo. Me encanta trabajar el cartón, perder el temor a experiementar y eso redunda en la libertad de crear”.
“Una vez Ledda Barreriro -referente de Abuelas de Plaza de Mayo- se emocionó, giró y me preguntó: ¿Vos sos tan libre como en tus cuadros? No le pude contestar, pero esa pregunta sin respuesta movilizó mi carrera”.
Mientras camina por el teatro, Alicia comenta que ella está atravesada por la cultura, la música, las artes escénicas y el cine que consume.
“Me gusta la literatura, jugar y descontracturarnos. Me hace feliz que otro se ría. Me gusta la sonrisa, no tomarnos muy en serio para poder abrazar lo que nos gusta”.
Alicia Arigós es pintora, grabadora y ceramista. Estudió en las escuelas de Artes Visuales y de Cerámica. Concurrió a talleres de pintura y grabado. Realizó muestras individuales y colectivas. Actualmente también cuenta con muestras permanentes en Acción Social, en el Espacio Unzué y en la Fiscalía de la Nación y colabora con el colectivo cultural Rocinante.